Continúa el reportaje «Qué hacer en Menorca (I)»… El rico patrimonio cultural de la isla la convierte en un mágico museo arqueológico al aire libre, con monumentos megalíticos como la Naveta de Tudons o el Poblado de Trepucó, todos ellos de fácil acceso para el visitante. Menorca, como centro de culturas, dispone de innumerables vestigios de las sucesivas dominaciones española, árabe, inglesa, francesa. Ésta confluencia de diversas culturas ha moldeado el carácter menorquín, caracterizado por su hospitalidad. En la capital de Menorca, Mahón, se encuentra uno de los mejores puertos naturales del mundo, razón por la cual éste era un punto de interés para los extranjeros. En el puerto se encuentra la Fortaleza de la Mola, construida en el siglo XIX para defenderse de las invasiones de los británicos. EnMahón también se encuentra el Museo de Menorca, el más importante de la isla que fue un antiguo convento franciscano. Otro lugar histórico que visitar es el Bastión de Sant Roc, la puerta principal de una muralla que fue lo único que quedó cuando ésta fue derrumbada.
En la ciudad de Ciudadela, al suroeste de la isla, es donde se destaca la historia , la cultura y las tradiciones de Menorca. Los restos arqueológicos de la cultura talayótica, proveniente de las construcciones de piedra con techo de madera llamadas talayots que eran usadas para defenderse o para ceremonias, datan desde el segundo milenio antes de Cristo.
Después de tanta actividad, lo mejor será reponer fuerzas saboreando su magnífica gastronomía de productos autóctonos elaborados artesanalmente, con sabor casero acompañado de vinos de la tierra. Como ejemplos emblemáticos, el gin menorquín y platos como la caldereta de langosta y los postres de almendra y miel. La cocina menorquina sorprenderá por su contraste de color y sabor, que despertará intensas sensaciones.
Fotos vía: laspain; desdemenorca